por Raúl Acosta
Excepto recitales pagos por los gobiernos, recitales masivos de solistas o bandas, nada queda por estrenar en Mar del Plata. Una temporada con altos y bajos en los espectáculos en mitad de una oleada de turistas que, al mejor estilo de los buenos alumnos, “superó las expectativas”.
A veces las propias autoridades, los que miran todos los días el mar, a veces ya no ven el mar. Es un fenómeno de difícil comprensión una ciudad que se expande hasta cuatro veces en su número de habitantes en el almanaque de 100 días. La cuenta terminará con mas de 3 millones de visitantes. En la temporada 2019/2020 fueron mas de 250 los espectáculos ofrecidos. Respiremos. Hace falta.
El Paseo Aldrey sirvió para indicar que los premios Estrella de Mar (un poco mas económicos en las transmisiones y “esponsoreos”, brillante en la presentación en vivo) sirven a las marquesinas y mas, durante todo el invierno recorrerán el país las que vinieron al verano, con la oblea que indica: “Nominado Estrella de Mar”. “Premiado con el Estrella de Mar”. En ciertos casos, con quienes se ofuscan en demasía o abusan de la mentira en demasía, parecería que algunos marplatenses se muerden la cola. Otros por el contrario trabajan y ofertan la ciudad. Esa es la cuestión que importa. Mar del Plata crece, de eso no podrá escaparse, es su destino y hacerlo con bien es lo mas atinado. Empresarios que insultan la ciudad son el desatino. Ojalá reflexionen.
Perfiles que se recortan
En esta temporada se despidió la revista tradicional, solo quedan algunos reflejos animados. Un capocómico, una altísima vedette de escasas ropas y aceitado cuerpo y diálogos humillantes entre uno y otro ya no quedan. No pueden quedar habida cuenta las cuestiones de género que ponen a la sociedad en el Siglo XXI. El juego es tratar de encontrar los remplazos. Llevará su tiempo. El esplendor y el juego de los pasos de baile harán lo suyo. Están apareciendo ofertas diferentes. Carmen Barbieri en la comedia (fue uno de sus perfiles hace años) y ese súper ejemplo de Florencia de la V, “La” Castillo, Gabo Usandivaras y Mariquena del Prado llevándose el premio a la obra mas inclusiva indican por donde va la cuestión.
La dura porfía entre Mauricio Dayub y Pompeyo Audivert, recortados claramente como los dos mejores actores de la temporada, sostienen que no es solo un texto, no solamente un texto, sino un cuerpo que dice ese texto el que solivianta al espectador, lo emociona y al participar le da pertenencia. Donde quiera que vayan esos espectáculos serán disparadores de emociones y eso es teatro en estado puro.
Tal vez los 50 años de Jairo (Recital 50 años) llevándose un Estrella de Mar resuelve una pregunta. ¿Es posible tantos años sin muertos en el placard, sin yerros en las actitudes? Respuesta: si. Sumado a ese perfil el de su voz y claro, su repertorio.
La crecida, la buena oleada de “teatro marplatense”, mas allá de quienes buscaron ser mas importantes que el conjunto con destaques muy desafortunados y de mala currícula para el porvenir, dan otro puntaje alto a la temporada.
Deben agregarse, según se mire, dos extremos de una misma historia: el conjunto local, el que tiene “la camiseta” marplatense. Elijo, para representarlos, dos perfiles que se distinguen por causas diferentes, pero que confluyen.
El Beto en la pasarela
En el juego de los cambios en los espectáculos está claro que “los teloneros”, esos que aparecen cuando es necesario cerrar el telón y esperar el cambio de ropas, de escenografía, de luces, esos teloneros, en este cambio siglo XXI están ubicándose de otro modo.
Nacido en la calle, con una escuela que lo vuelve humorista a pesar suyo, Beto Mena en “Ahí Vá” (El anuncio dice: “Con un humor simple y cotidiano, los personajes de Beto (Beto Mena) y Lucho (Luciano Brindisi) generarán empatía en el público de sus sueños, quienes se verán enriquecidos por potentes coreografías de gran impacto visual. El espectáculo cuenta con compañías de bailarines que reúnen a los más destacados referentes de cada género, tales como la Compañía de Danza de Anahí Ramos, la Compañía de Danza Flamenca Mora Triana, la Compañía de Danzas Folklóricas Inche Mapu, y los bailarines de tango Emmanuel Marín y Lola Gutiérrez…” resuelve, con su rostro, su decir, una forma específica de cambiar el sujeto.
Sostener una obra desde los sueños de los teloneros es dar vuelta el espectáculo. Beto es, sin dudas, una voz y un rostro conocido en la ciudad. Como se disfraza, como ejecuta ese disfraz, como aceptan esa máscara de un tipo común puesto a resolver una obra en temporada es uno de los desafíos de los marplatenses. El lleno del teatro parece que lo resuelven con una aceptación. No está solo, claro está. El mimo Brindisi tiene lo suyo.
Este es el fenómeno: Mar del Plata está aceptando en el teatro a quien ve todos los días en el almacén y vive en la otra cuadra. El caso de Beto Mena es un extremo. Vive en el periodismo local. Agregado. Ya no hay gordos, guapos, mujeres para el escarnio, el chiste y los monólogos son año tras año diferentes. Já. Nada es fácil para quien viene de otro siglo, otro humor, otro público. El éxito de “Ahí va” define un crecimiento en la ciudad.
Un “te acordás” que salió bien
En el otro extremo, condicionado por la casa y el lugar donde se realiza, el espectáculo de Veroutis re significa la ciudad. “El espectáculo teatral musical “Una noche en el café concert… en Mar del Plata”, creado y protagonizado por Alejandro Veroutis, debuta en el salón de la Villa Victoria Ocampo (Matheu 1851)” (Eso decía la crónica de el diario La Capital).
El sitio no es solemne, es directamente histórico, es especial y acomoda las cosas a su existencia. El piano y la distribución de las sillas dan, definitivamente, un aire de intimidad y espacios reducidos a esta propuesta.
Lo que hace el promotor de espectáculos y jefe de prensa, en este caso actor, es contar según sus vivencias y su memoria, asumo que también algunas charlas con los protagonistas, contar, se insiste, su versión de un género que terminó denominándose “Café concert”.
“Café-concert, café-chantant o caf’conc es un galicismo utilizado para hacer referencia a un establecimiento que es, a la vez, una sala de conciertos y un café.” En Argentina fue, según quienes somos sus contemporáneos, un escape, una puerta, un sitio para crecer en conocimiento de un lenguaje: el de la fantasía que da el espectáculo. En este caso es el eje del relato de Veroutis que bien podría inscribirse como una maravillada charla de café, un “te acordas” .
No vino o no llegó o no pudo aparecer su guitarrista original. Buscó un modo de hacer el espectáculo con alguien de Mar del Plata. Hija de una artista plástica y de un arquitecto, con menos de 30 años el espectáculo encontró “la muleta” que hacía falta para caminar. El fenómeno es este: es esa “muleta” la que define dos cosas. Hay una obra de teatro de café concert, sobre el café concert, por su actuación. Además este plus: una artista de muchísima calidad y el reservorio que oferta Mar del Plata.
Así como “el Beto Mena” debe convencer que es actor, que es cómico, que conduce un espectáculo, así Camila Suero debe convencernos que no había hecho esto: tocar, cantar, bailar, descollar hasta convertir en un eje de la ciudad ese “te acordás” que proponía Veroutis, casi como una amable y compartida charla de café.
Tal vez la mas importante sorpresa del verano sea Camila Suero. Y la mas difícil conquista la de Beto Mena. El mismo de todos los días.
La Camila, que obliga a preguntar:¿Dónde estaba esta chica?… y la otra reflexión, “mirá vos al Beto”… sean el mas sencillo (fuerte, inatajable) saldo de la temporada.